Aventuras 1 y 2 de junio de 2002

Esto no es la "Quebrantahuesos", es la demostración de que el cuerpo aguanta lo que le echen.

No es una gráfica de la Bolsa, es el perfil de los 140 km. del primer día y los 80 km. del segundo. 7936 m. de desnivel acumulado de subida.

70 incautos posando a las 7 de la mañana momentos antes de la salida.

Dispuestos al ataque con un esbozo de sonrisa. El libro de ruta atado al manillar, preparado para ir arrancando hojas a medida que se va avanzando.

Jordi, Luis y Jesús. Nunca falta una buena butifarra a media mañana.

Por el camino observamos ermitas y otros monumentos.
Esta subida, difícil pero practicable y con vegetación, no es representativa del calvario de otras interminables e imposibles.

Una caida absurda. Luis se despista derribando a Jesús que cae sobre él. Con el freno trasero inutilizado, continuamos hasta la comida.

Son casi las cinco.Ya hemos comido. Nos planteamos continuar por carretera hasta Torelló para reparar el freno de Luis. Jordi decidió continuar la ruta y Jesús, que no se diga, siguió tras él.

Lo mejor, con diferencia, las bajadas. A pesar del cansancio no falta una sonrisa. Tampoco faltaron algunos despistes que siempre suponían km. y tiempo añadido.

A la casa de colonias de Torelló llegamos pasadas las 10 de la noche. (Aún llegó un grupito cerca de las once). 14 horas sobre la bici y 140 km. pal cuerpo. Casi la mitad no completó el recorrido.

Pero iniciamos la segunda etapa aún sonrientes.

Nada más comenzar, un doble pinchazo de Jordi, nos retrasó media hora. Durante el recorido, que coincidía casi con el del Cabrerés, Jesús también pinchó. Fuimos a la cola casi todo el camino.

Faltan 30 km. Último avituallamiento con posibilidad de seguir por carretera. La una de la tarde. Un sol de justicia. Los que quedan detrás ya han desistido. El grupito que iba delante también. Nos recomiendan que sigamos 16 km. por carretera hasta Folgeroles. Dudamos un rato y al final aceptamos.

Por fin en el pabellón de Folgeroles, hemos llegado antes que los que completaron el recorrido. Aunque la carretera, casi todo subida, nos dejó quemados.
El recorrido se las trae. Siempre por pistas, caminos de tierra, sendas y zonas en las que no queda más remedio que colgarte la bici al hombro.
Recogimos el trofeo y nos despedios felicitando a los organizadores por su buen trabajo en el libro de ruta y sobre todo por los avituallamientos. Chapó.